Las sanciones económicas impuestas sobre Rusia, a raíz del ataque armado contra Ucrania, colocan a Venezuela en una situación bastante comprometida; según han declarado varios analistas esta semana. Se cree que la estrecha relación entre ambas naciones, en especial desde el punto de vista financiero, podría entorpecer de varias formas el comercio internacional del país suramericano.
El anunció de la expulsión parcial de la banca rusa del sistema SWIFT (siglas en inglés de la Sociedad para las Comunicaciones Interbancarias y Financieras Mundiales) movió la opinión pública en Venezuela.
Por una parte, especialistas en economía y finanzas alertaron que la estructura de ingeniería financiera creada por el gobierno venezolano para evadir sus propias sanciones; quedaría obstruida, ya que se apoya fundamentalmente en la banca rusa. Mientras, el líder del gobierno, Nicolás Maduro, señaló que su país «no depende del sistema SWIFT».
Expulsión de Rusia de Swift: ¿Bomba nuclear financiera o sanción tibia?
El pasado 2 de marzo fue oficializada la exclusión de siete de los principales bancos rusos del sistema SWIFT. Se trata de una medida catalogada como el «arma nuclear financiera», y considerada como la mayor sanción económica global. Hasta esta semana, solo Irán había sido objeto de esta medida, en el año 2012.
SWIFT es una plataforma que interconecta la banca internacional, ya que funciona como un sistema de mensajería que permite validar movimientos interbancarios transfronterizos. Conecta 11.000 instituciones financieras en más de 200 países. Para el año 2019, se enviaron alrededor de 36,7 millones de mensajes financieros diariamente a través de la plataforma; lo que denota su relevancia para los bancos a nivel global.
Pero hay dos precisiones que hacer sobre la expulsión de entidades rusas de SWIFT. La primera, es que aún no entra en vigor, pues la medida se activará 10 días después de su publicación en el Diario Oficial de la Unión Europea. Este plazo permitirá finalizar las transacciones que ya se encuentran en curso.
En segundo lugar, los dos principales bancos de Rusia, Sberbank y Gazprombank, no fueron excluidos del sistema SWIFT. Estas entidades son intermediarias en buena parte del comercio energético ruso con la Unión Europea, por lo que surgieron opiniones que calificaron la sanción como «tibia» o ineficaz.
Cabe destacar que Gazprombank ha sido identificado como receptor de pagos internacionales de Petróleos de Venezuela (PDVSA). Esto implica que el gobierno venezolano podría tener algún margen de maniobra mientras busca alternativas para resolver el pago a proveedores y el cobro de sus exportaciones petroleras.
¿Cómo afectan a Venezuela las sanciones a los bancos rusos?
Como se mencionó, en 2019, cuando el Banco Central de Venezuela y PDVSA fueron sancionados por EE UU; el régimen de Nicolás Maduro diseñó una operación que le permitiera seguir cobrando sus facturas petroleras y pagando a proveedores, mediante el sistema financiero ruso.
El economista José Guerra fue uno de los primeros en alertar que Venezuela «podría tener un conjunto de cuentas en diferentes bancos rusos», donde estaría recibiendo los pagos por exportaciones petroleras. Según Guerra, PDVSA realiza una triangulación del dinero desde sus cuentas en Rusia; hacia el sistema financiero suizo, francés o alemán, para pagar a proveedores internacionales.
El problema que advierte el especialista es que, aunque Venezuela opere con un banco ruso no excluido del SWIFT; es probable que ningún banco de la Unión Europea quiera recibir transacciones desde Rusia, por temor a ser sancionado también. Esto interrumpiría las operaciones financieras actuales de Venezuela.
Por su parte, Asdrúbal Oliveros, economista director de Ecoanalítica; apuntó que Rusia se había convertido en el principal proveedor de divisas en efectivo, dólares estadounidenses y euros, para la economía de Venezuela, lo que evidentemente queda interrumpido bajo la circunstancia actual. «Esto puede crear dificultades en la dinámica interna, en la provisión de efectivo, en los pagos que hace el Ejecutivo, e incluso en las ventas de divisas que hace el Ejecutivo para contener el tipo de cambio», explicó Oliveros.
Cabe acotar que el gobierno venezolano viene realizando movimientos destinados a dinamizar el mercado interno, paralizado por la hiperinflación que había caracterizado la economía desde 2017.
Rusia podría lanzarse a competir con Venezuela por el mercado petrolero asiático
Otro reconocido economista venezolano, Luis Oliveros, especializado en finanzas internacionales y comercio petrolero; describió en una entrevista otras dos consecuencias de las sanciones a Rusia, que podrían afectar seriamente a Venezuela.
El especialista explicó que las sanciones a PDVSA han obligado a Venezuela a vender su petróleo con descuento, para «generar incentivos de compra». Esto implica que el petróleo venezolano se vende por un precio inferior al que indican los marcadores internacionales.
Se estima que este descuento llegó incluso al 50% en 2020; y aunque este indicador mostró recuperación en 2021, los analistas coinciden en que la estrecha relación entre Rusia y Venezuela podrían devolver el descuento del petróleo venezolano a los niveles de hace dos años. Esto significa que el país tampoco se podrá beneficiar del aumento de los precios del petróleo, causado por el conflicto Rusia-Ucrania.
Otra consecuencia señalada por Oliveros, es que, con la caída de la producción petrolera y las sanciones, el país perdió muchos mercados, «prácticamente vendemos a países asiáticos, sobre todo a China», explicó el experto. Según su análisis, ahora que Rusia no puede vender petróleo a la mayoría de sus clientes tradicionales; como Estados Unidos o países de la Unión Europea, «entonces se tendrá que voltear hacia el mercado asiático y va a terminar por quitar espacio al petróleo venezolano. La situación de Venezuela queda bastante comprometida», alertó Oliveros.
Finalmente, en opinión de Luis Oliveros, el abierto y frontal apoyo de Nicolás Maduro a Vladimir Putin; podría ahuyentar posibles nuevos compradores para el petróleo venezolano, que ya no están dispuestos a usar a Rusia como proveedor.