Hechos clave:
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El “lunes negro” dejó secuelas en los mercados financieros.
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Bitcoin se ha mostrado vulnerable a noticias que afectan al contexto macroeconómico mundial.
Los primeros días de agosto fueron complicados para Estados Unidos. Es que una serie de eventos económicos sacudieron la confianza de los inversionistas en su estabilidad financiera, provocando que se reavivaran los miedos a una recesión.
Estas turbulencias empezaron luego de que la Oficina de Estadísticas Laborales publicara que el desempleo en suelo estadounidense subió a 4,3% en julio, su nivel más alto en los últimos 3 años.
El sentimiento negativo tomó más fuerza después de que el titular de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), Jerome Powell, descartara la posibilidad de recortar la tasas de interés anual hasta septiembre. Actualmente, están en el rango de 5,25% y 5,50 %
En ese marco, la pregunta que surgió entre los inversionistas es si todavía queda margen para estimular el crecimiento económico, dado los alarmantes datos. La respuesta a este interrogante se vio reflejada en la caída de los principales índices bursátiles.
Al ser Estados Unidos la principal potencia financiera, el temor de una desaceleración de la economía colaboró para que las bolsas de Asia y Europa se desplomaran. A estos datos se le sumó el fin del carry trade del yen japonés y decisiones de Banco Central del Reino Unido.
Como reportó CriptoNoticias, el resultado de estos acontecimientos provocó una tormenta perfecta que será recordada como el “lunes negro”.
En medio de especulaciones sobre un posible recorte en las tasas, algunos analistas se muestran cautelosos al hablar de una recesión y advierten que faltan más datos para sacar conclusiones. Otros, en tanto, tienen una visión negativa y creen que todos los caminos conducen a una desaceleración de la economía.
La definición más frecuente para hablar de recesión en Estados Unidos es cuando dos por trimestres consecutivos entra en declive la actividad económica o el producto interno bruto.
Visión positiva de la situación
Algunos analistas sostienen que Estados Unidos no entrará en recesión y afirman que no es momento de entrar en pánico. Al respecto, Víctor Dergunov, líder del grupo de inversión The Financial Prophet, comenta: “Muchas acciones estadounidenses han caído significativamente, lo que crea oportunidades de compra ya que las valoraciones son atractivas y las ganancias siguen siendo sólidas”.
Aunque reconoce que el informe de empleo de julio mostró tendencias preocupantes, “no es motivo de pánico” ya que “es probable que la Fed recorte las tasas en 50 puntos básicos en septiembre, lo que es positivo para las acciones”.
Kristina Hooper, estratega de mercado global de la firma Invesco, considera que las correcciones de mercado “son algo común” y remarca que todavía no se han activado los indicadores de una recesión como concesión de préstamos y no hay niveles altos de deuda de empresas. Según su opinión, el desempleo “todavía se encuentra en porcentajes bajos en relación con los datos históricos”. Ella, además, dijo:
“Creemos que los mercados están demasiado preocupados por la recesión. Si bien creemos que la Fed ha aumentado los riesgos de recesión al no recortar en julio, todavía creemos que el mercado laboral estadounidense está en relativamente buena forma y los empleadores parecen reacios a despedir personal”.
Kristina Hooper, estratega de mercado global de la firma Invesco.
Los datos del Conference Board, una organización de investigación no partidista y sin fines de lucro, respaldan la perspectiva de esos analistas. Aunque indican una desaceleración económica, no muestran señales de recesión inminente.
En concreto, este Indicador Económico Adelantado (LEI, por sus siglas en inglés) cayó un 0,6% en julio. Esta tendencia a la baja, iniciada a mediados de 2022, lo cual incrementa la preocupación sobre un estancamiento de la economía.
Antes de continuar, es importante aclarar que el LEI está compuesto varios indicadores que anticipan el comportamiento de la economía y son una fuente confiable para los inversionistas.
Una caída en el LEI sugiere que la economía podría estar desacelerándose y que existe un mayor riesgo de recesión. En el período de seis meses que finalizó en julio de 2024, el LEI disminuyó un 2,1%, una mejora respecto al descenso del 3,1% registrado entre julio de 2023 y enero de 2024.
Al respecto, Justyna Zabinska-La Monica, gerente de indicadores del ciclo en la Conference Board, detalló a través de un comunicado que “el LEI continúa cayendo mes a mes, pero la tasa de crecimiento anual semestral ya no indica una recesión futura”.
Perspectiva negativa de la situación
Otros analistas tienen una opinión distinta y tienen una proyección negativa para los mercados financieros. Aunque desconocen cómo podría impactar una recesión en todo el mundo, argumentan que la tendencia va hacia esa dirección.
Uno de ellos es Avi Gilburt, CEO de la firma ElliotWaveTrader, que sostiene: “Probablemente vamos a estar viendo un mercado bajista muy prolongado, podría ser de 10 o 20 años”.
En esa línea, la Claudia Sahm, exmiembro de la Reserva Federal (Fed), dijo que “no estamos en una recesión ahora, pero el impulso está en esa dirección” y remarcó: “Una recesión no es inevitable y hay un margen sustancial para reducir las tasas de interés”.
Estas visiones negativas de la situación están fundadas en que la disminución del empleo, en un contexto de debilidad empresarial, aumenta la probabilidad de una reducción en el consumo, lo que podría llevar a una recesión.
Por su parte, Warren Buffett, uno de los mayores inversionistas a nivel mundial y CEO de Berkshier Hathaway, vendió el 49% de su participación en Apple, según se destaca en su informe correspondiente al segundo trimestre de 2024.
Teniendo en cuenta su enfoque de inversión a largo plazo, estos movimientos que realizó Buffett generan incertidumbre sobre las perspectivas alcistas que hay en el mercado financiero.
¿Cómo impactaría una recesión en el precio bitcoin?
En un entorno caótico, la moneda digital creada por Satoshi Nakamoto podría actuar como un refugio de valor para los inversionistas.
Si bien es cierto que, al igual que las acciones, bitcoin (BTC) es considerado un activo de riesgo, hay cuestiones propias que lo posicionan como una reserva de valor. Por ejemplo, esta moneda tiene escasez inherente ya que nunca podrán existir más de 21 millones de bitcoin. Una gran diferencia con el dinero fíat, que se devalúa cada vez que hay emisión inorgánica de los bancos centrales.
Después del halving, el evento de reducción de la emisión de este activo que ocurrió en abril de 2024, el mercado tiene perspectivas alcistas para lo que resta de este año.
Así, con una oferta más limitada y una demanda creciente, es posible que el precio este activo suba. Históricamente, la cotización de BTC entró en un rally alcista 150 días después de este evento.
Sin embargo, también hay que mencionar que la narrativa de BTC como refugio de valor todavía no fue descubierta por la mayoría de los inversionistas. El activo todavía está en una fase temprana de adopción, aunque su valor está empezando a ser reconocido.
Un ejemplo es lo que está ocurriendo con el oro que en este contexto alcanzó el precio de 2.508 por onza, su máximo histórico (ATH). Por su parte, BTC, que es considerada como “oro digital”, sigue por debajo de su máximo histórico desde marzo de 2024.
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