Describe el grado en que un activo o valor se puede comprar o vender rápidamente en el mercado a un precio que refleja su valor intrínseco. En otras palabras: la facilidad de convertirlo en efectivo. El efectivo se considera universalmente el activo más líquido, mientras que los activos tangibles, como bienes raíces, obras de arte y objetos de colección, son relativamente poco líquidos.