Algo interesante que ocurre en estos últimos días, es que la postura de Rusia parece haber cambiado totalmente el juego. Después de, incluso, estar tentados a prohibir toda actividad con Bitcoin y criptomonedas dentro de sus fronteras; la actual crisis producida por la guerra con Ucrania; ha llevado al país euroasiático a cambiar radicalmente su posición ante Bitcoin; ya que han considerado avanzar en términos de regulación más que de prohibición absoluta.
2021, el año de prohibir y adoptar
El 2021 fue un año clave para la adopción de Bitcoin, pero también para su rechazo; China oficializó que cualquier comercio con bitcoin se considera ilegal y acarrea multas y sanciones. Sin embargo, este caso es bastante particular ya que; el país asiático ya suma 8 prohibiciones o vetos a bitcoin a lo largo de los años.
En las antípodas de esta situación; El Salvador declaró a bitcoin como una moneda de curso legal dentro del país, lo que lo convirtió en la primera nación en adoptarlo.
Entre tintas blancas y negras, bitcoin fue escribiendo su historia. Con los vetos en China hacia los mineros de Bitcoin, otros países fueron cubriendo esta cuota, como fue el caso de Kazajistán; o incluso el propio Estados Unidos, que vio incrementado el hashrate.
Las potencias discuten el uso de Bitcoin, el resto del mundo solo observa
El mundo parece estar encaminándose nuevamente a otra guerra fría; Estados Unidos y Rusia parecen más separados que nunca, y Bitcoin está en medio.
Actualmente Rusia se encuentra en un conflicto bélico contra Ucrania el cual ha terminado repercutiendo en los mercados de las criptomonedas dado que los Estados han empezado a tomar postura sobre Bitcoin. Esto no solo entre los países involucrados en la guerra, sino que también las grandes hegemonías, como es el caso de Estados Unidos, quien han volteado su mirada contra los criptoactivos.
Comenzado el conflicto, Estados Unidos decidió sancionar a Rusia, en un intento de ahogar su economía y presionar para que cesaran las hostilidades. Antes de ello, como ya les relataba, el banco central ruso propuso ilegalizar las actividades con Bitcoin en el país, tal como ocurrió en China. Sin embargo, debido a la presión económica actual, bitcoin ahora parece la medida de escape ante estas sanciones.
Dada esta situación, se ha conocido que la Asamblea Legislativa rusa o Duma Estatal, ha avanzado en las discusiones sobre un proyecto de ley que regule las criptomonedas. Pero entiéndase que regular no siempre es adoptar. Ya que, como lo había sugerido el ministro de finanzas ruso, los bancos funcionarían como exchanges, y estos serían los únicos medios nacionales entre los que se pudieran transar bitcoin, sin wallets de autocustodia. Se podría decir que eso no es Bitcoin.
Si bien Rusia ha cambiado su posición ante Bitcoin, Estados Unidos también parece haberlo hecho. Recientemente se conoció —lo cual ya venía siendo anticipado desde principios de febrero— que Joe Biden firmó una orden ejecutiva concerniente a la regulación de las criptomonedas.
Estados Unidos ha mantenido una postura abierta a las criptomonedas. Ha quedado claro en las declaraciones de algunos representantes del Gobierno, que el país no piensa prohibir a Bitcoin.
Según la orden ejecutiva promulgada, el presidente pide a las instituciones mejorar sus cooperaciones sobre el uso y regulación de los activos digitales. Esto iría también de la mano con las acciones tomadas por parte de Estados Unidos; quienes buscan que Rusia cumpla con las sanciones, intentando evitar que exista una fuga de capital hacia bitcoin. Tal situación llevó a EE. UU. y a Ucrania a pedir la colaboración de algunos exchanges para continuar presionando a Rusia.
Los países seguirán a sus potencias aliadas
Las cartas están echadas y el mundo ahora se debate: ¿adoptar o prohibir a Bitcoin? Si bien ya pasaron más de 30 años desde que se dio el fin de la guerra fría (1989), el mundo aún se define según las decisiones de las potencias mundiales.
Aunque cada Estado sea, en teoría, independiente, el comercio mundial y la globalización pueden influir en las tendencias sobre sus economías. Un ejemplo de ello puede ser China. Si bien el país asiático ha decido prohibir las actividades con Bitcoin, si Rusia termina viéndose ahogada económicamente -siendo China su principal aliado- puede llevar a una apertura económica para el comercio a través de la criptomoneda.
Para el resto del mundo, parece que su posición es la de observar qué posiciones toman sus aliados. Si Estados Unidos decide prohibir -escenario que lo veo poco probable- seguramente muchos países de Latinoamérica se unirán con dicha decisión.
Aunque hay excepciones. El Salvador, por ejemplo, a quien le ha sido llamada la atención por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI), ha decidido continuar con su senda pro bitcoin. La nación centroamericana dejó en claro su posición de que no cederá ante presiones estadounidenses.
Bitcoin no es «Bitcoin» si no es con autocustodia
Según avancen las diferentes legislaciones a nivel mundial sobre la adopción de Bitcoin, se irá conociendo la posición que toman diversos países sobre esta herramienta, dentro de la geopolítica mundial. Sin embargo, vale destacar qué se puede llegar a entender por adopción, ya que muchos países, como el caso de Suiza, permiten el uso de criptomonedas, pero bajo un estricto sistema de verificación de identidad. Cuestión que desvirtúa totalmente el propósito real de Bitcoin; que ningún estado lo pueda controlar.
Ya Rusia avanzó en una propuesta de una regulación a través de los bancos, quienes serán custodios de los bitcoins. Europa, en cumplimiento de las recomendaciones del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) realizó propuestas de regulación, pero con controles estrictos de seguimiento.
Una de las propuestas más controvertidas es la que exige que los usuarios de los exchanges deben declarar la tenencia sobre las diferentes direcciones de Bitcoin, borrando por completo el concepto de privacidad.
Tal parece que los países se regirán según los lineamientos de sus aliados, pues ellos determinarán las condiciones para el comercio bilateral; como puede ser la exigencia de que se conozca el origen de los bitcoins transaccionados.
Ni prohibir genera rechazo ni regular adopción
Independientemente de la posición que cada país vaya tomando frente a Bitcoin, algo me queda claro: prohibirlo no hará que la gente deje de usar bitcoin ni regularlo generará adopción. El Salvador es el mejor ejemplo de ello: adoptó Bitcoin en términos de convertirlo en una moneda de curso legal sin sistemas de verificación de identidad, y aun así, gran parte de la población rechaza esta tecnología, ya sea por temas políticos, o por lo nuevo y «complicado» que puede llegar a ser.
Sobre las prohibiciones, si bien no queda claro cuánto BTC se puede estar intercambiando en China, país que ilegalizó cualquier actividad y comercio con BTC, quiero asumir que los holders chinos de no dejaron atrás sus wallets porque sí, perdiendo la totalidad de sus fondos. Vale aclarar que, según las normativas actuales de China, tener bitcoin no es ilegal, pero sí intercambiarlo o usarlo para la compraventa de bienes y servicios. Eso es lo bonito de bitcoin en la autocustodia: tus llaves, tus bitcoins.
El mundo se separará
Visto lo visto, como dirían en el coloquio popular, parece haber una tendencia ya marcada: los países tomarán rumbos de prohibir o permitir bitcoin, cada quien con sus razones. Sin embargo, desde mi punto de vista; las razones para prohibir bitcoin están detrás de cuánto control es capaz de perder un Estado mientras mantiene en el espectro de la legalidad a Bitcoin.
Al ser bitcoin una moneda de todos, no controlada por ningún ente rector, las políticas económicas son dictadas por su algoritmo y comunidad, no por un Estado. Esto puede dejar a ciertos países vulnerables ante Bitcoin, permitiendo a sus ciudadanos tener independencia económica sobre la tenencia de sus activos… irónico.
Si un estado no puede controlar a bitcoin con regulaciones, ya sea a través de sistemas de verificación de identidad, plataformas de custodia y demás, entonces puede llevar a una prohibición total, no solo de su comercio, sino también de su tenencia. Aunque esto aún está por verse.
Para el caso de quienes lo adopten, creo que las ventajas que ofrece Bitcoin están en las economías emergentes. El Salvador es un gran ejemplo de ello. Incluso podría citar a Venezuela que, en medio de una crisis tan profunda, sus ciudadanos vieron en bitcoin una oportunidad de sortear las dificultades. A este tema también vale añadirle cuánta apertura tengan finalmente las diferentes potencias, ya que, de adoptar bitcoin; para cualquier país pequeño con esta moneda se convierte en un posible socio comercial.
Por ahora, queda por ver el destino del mundo, cual frase prefabricada de algún comic o película de superhéroes. Los países se irán alineando tanto según sus propios intereses económicos como los de sus aliados dentro del contexto de Bitcoin. Aunque cabe decir que bitcoin es indetenible, con o sin regulación.