El 2021 se convirtió en el año de los NFT, los famosos tokens no fungibles que están haciendo temblar el mercado entre los inversores jóvenes y geeks. Todo con solo combinar criptomonedas y blockchain. Las ventas se han disparado en agosto; los especuladores se abalanzan con regocijo. Una locura favorecida por el arte físico que ya no era accesible. Y justificada por el creciente interés por el mundo del arte, los deportes y los medios de comunicación.
Marvel ha puesto a la venta varios cómics antológicos, un coleccionista se gastó 600.000 dólares (unos 528.000 euros) para comprar el jpeg de una piedra antigua se han subastado fotos inéditas del joven Kobe Bryant mediante este procedimiento, e incluso Visa adquirió la imagen de un punk virtual (una de las 3.840 punks femeninas que figuran en la plataforma creada por Larva Labs) por 150.000 dólares. Una obra del artista Beeple se vendió como NFT por 69,3 millones de dólares en Christie’s el pasado marzo. Los ejemplos más inesperados abundan.
Las NFT no son más que archivos JPEG
¿Qué son los NFT y cuál es el metaverso para el que fueron creados? ¿Qué aporta la nueva tecnología al mundo de la moda? Una cosa está clara: los NFT no son más que el último ejemplo de adaptación de una nueva tecnología que actualmente está de moda. Especialmente entre las marcas de Alta Costura: Burberry, Balenciaga, Gucci, Luis Vuitton, todas ellas intentan ganar experiencia en este nuevo ámbito.
Un NFT es un objeto digital que, gracias a la tecnología blockchain, se hace no fungible, es decir, único y no intercambiable. El objeto virtual, sea cual sea (una imagen, un vídeo, un gif, e incluso, por qué no, un código informático), adquiere entonces un carácter original y auténtico ya que su propiedad es verificable y está certificada. Una sola imagen, reconocida como modelo original, adquiere entonces el carácter de obra de arte. Para el propietario de un NFT es, por tanto, exhibir un estatus social ante el mundo. El hecho de exhibir una criptomoneda original en la cobertura fotográfica de su feed de Twitter se convierte así en un signo de riqueza) y/o de valorización de un activo especulativo.
Un NFT suele estar protegido mediante la tecnología blockchain, lo que lo hace a prueba de manipulaciones. Los NFT provienen de los sectores del arte y de los (video)juegos. Sólo en marzo de este año, un cuadro del artista Beeple fue subastado en la londinense Christie’s por 69 millones de euros. Y probablemente el archivo JPEG más caro del mundo hasta la fecha.
Para algunos escépticos, esta tendencia tecnológica es parecida a la lotería o a una burbuja que pronto explotará. Otros coleccionistas, en cambio, apuestan por la simplificación de esta práctica que muy pronto la hará accesible al gran público. “En 5-10 años, plataformas como Instagram podrán mostrar los NFT. Estas obras se convertirán en medios de comunicación: si Gucci ofrece NFTs a un influencer, los que le siguen querrán comprar Gucci”. Así lo predice el coleccionista Nikola Niksic citado por France Info. Pero existe un pequeño problema: hay que estar familiarizado con la tecnología, tener una cartera online, meter criptomonedas en ella y conectarse a una web de venta específica. De momento estamos más en un universo geek que en un universo de coleccionistas tradicionales.
Para las marcas de moda sin embargo, la moda digital abre un campo de actividad completamente nuevo. Pueden vender su moda no sólo en el mundo real, sino también en el mundo virtual a través de las NFT, especialmente en el mundo de los videojuegos. Allí también la ropa desempeña un papel cada vez más importante. “Para los niños, la piel que llevan en el videojuego Fortnite es tan importante como su ropa en la vida real. Ambas reflejan quiénes son”, dijo Evelyn Mora, una de las impulsoras de la Semana de la Moda de Helsinki y fundadora del metaverso social “Digital Village”.
En los metaversos, los jugadores pueden crear avatares personales, comprar, asistir a desfiles de moda, conocerse e incluso comprar terrenos e inmuebles. Las posibilidades son infinitas. A diferencia de la mayoría de las redes sociales actuales, un metaverso es un espacio virtual colectivo que suele almacenarse de forma descentralizada y a menudo se basa en blockchains, por ejemplo para asegurar la moneda propia.
Sobre todo el mundo de la moda de lujo, donde se busca mucho la exclusividad, ha entendido el interés por los NFT. Tanto como vector de comunicación, pero también como nueva vía para la experiencia del cliente que ofrece nuevos servicios. Gucci que ya se ha lanzado a la comercialización de productos digitales, presentó un primer NFT en forma de pieza de arte digital que representaba el universo metafórico de un caballo al galope. Este NFT tuvo una puja inicial de 20.000 dólares de la criptomoneda Ethereum. Rimowa, por su parte, inauguró su primera colección de NFT asociándose con el estudio de diseño Nuova para imaginar cuatro piezas inspiradas en el mobiliario de las aerolíneas. Esta serie, llamada “Blueprints for the Metaverse”, consiste en bienes físicos transformados en obras de arte digitales.
Por su parte, Valentino inauguró el pasado mes de junio una exposición de arte digital NFT en torno a la obra del artista británico Matthew Stone. Y para cerrar esta serie de ejemplos demasiado numerosos para enumerarlos, mencionemos al gigante de la moda Louis Vuitton. Con motivo del 200º aniversario del nacimiento de su fundador, el fabricante de bolsos lanzó “Louis: The Game “un videojuego en el que se integraban 30 NFT. Pudimos ver a Vivienne, mascota de la casa, buscando 200 velas de cumpleaños a lo largo de un recorrido diseñado en torno a seis mundos.
La idea bien del fabricante de baúles era conectar con la generación de consumidores ultraconectados que está por venir. Un avance en línea con la filosofía de Michael Burke, director general de Louis Vuitton, que proclama: “La mejor manera de atraer a la gente es hacerlo a través del medio que les gusta”. Una apuesta de futuro.
¿Ética y transparencia frente a una elevada huella de carbono?
Otra utilidad potencial de los NFT es el desarrollo sostenible. En términos absolutos, esta tecnología llevaría el lujo y la moda a una nueva década de transparencia y autentificación ética. El cliente podría seguir el historial de todas las transacciones, desde el diseño hasta la reparación del producto. El NFT también permitiría asegurar su producto o ampliar su garantía y, en general, reforzar los vínculos entre una casa de lujo y su cliente mediante una tecnología segura.
La empresa DressX, fundada en julio de 2020 por Daria Shapovalova y Natalia Modenova, ofrece ropa virtual que sus usuarios pueden usar digitalmente para sus fotos y vídeos: la empresa se ha asociado con Crypto.com NFT para estimular la compra de activos de forma digital. Uno de los principales argumentos de ambas empresas es reducir la contaminación mediante el consumo virtual. Un deseo loable e innovador. El único problema es que esta tecnología consume mucha electricidad. Por tanto, la huella de carbono de los NFT es considerable. En resumen: una tecnología llena de promesas pero también de paradojas.